Friday, March 31, 2006

GREMIO NACIONAL DE ESCRITORES PERUANOS

Foto: Congreso de escritores en Huari-Ancash.

GREMIO NACIONAL DE ESCRITORES PERUANOS
Declaración de principios
-Proyecto-



I. ANTECEDENTES 
El escritor peruano, vista la escena contemporánea, siempre ha mostrado una tendencia a organizarse, es decir, a construir espacios específicos que le propicien mejores condiciones para el desarrollo de su actividad creadora. En las primeras décadas del siglo XX la inquietud del escritor por agruparse, se manifestó en la emergencia y profusión de talleres, bibliotecas, círculos, núcleos y publicaciones, ligados en buena medida a la fecunda actividad gremial de los trabajadores, aunque fundamentalmente con un signo de difusión masiva de la creación literaria así como de labor pedagógica entre los mismos.
Ello ha sucedido desde los albores del siglo pasado, bajo la influencia predominante del anarquismo, luego del socialismo y la ejemplar labor de José Carlos Mariátegui y los intelectuales populares de la época, cuya prédica acerca de la necesidad de que el intelectual consciente se fusionara con el movimiento obrero y popular fue de notable importancia. Infinidad de publicaciones políticas, culturales y literarias ilustran lo dicho. Tal situación, si bien es cierto fue más notoria en la capital, se reprodujo en las principales ciudades del país, al compás de la inserción de las ideas de avanzada dentro de los trabajadores de la ciudad y el campo.
A partir de la década del 30, se frustra el proceso de fusión entre los intelectuales y las masas proletarias y populares, pero no el permanente esfuerzo de los trabajadores de la literatura por encontrar nuevos y mejores espacios de difusión de su obra creativa, principalmente publicaciones, que en algunos casos pugnaron por reencontrarse con el curso que seguía el pueblo y su experiencia de organización y lucha.
Muestras de ello son la actividad de los trabajadores de la literatura adherentes al surrealismo en torno a la revista Uso de la palabra, y más adelante, la revista Literatura, en cuanto a publicaciones, además de la fecunda labor de agitación cultural de Los poetas del pueblo, y la emergencia del Grupo Intelectual Primero de Mayo, entre fines de la década del 30 y toda la década del 50.
En la década del 60 esta tendencia se acentuó, al compás de las sucesivas crisis de la dominación oligárquica y burguesa y la respuesta de los sectores de avanzada del pueblo, además de la influencia decisiva de la revolución cubana. El trabajador de la literatura, así, apareció vinculado frecuentemente a la actividad política y al compromiso ideológico, en una demostración palpable de que la sensiblidad artística no es contrapuesta sino más bien complementaria con la sensibilidad social y la acción política por transformar las injustas estructuras sociales.
Por ello, no resulta extraño el protagonismo político de jóvenes escritores, algunos de ellos como Edgardo Tello y Javier Heraud, inmolados en la lucha por sus ideales, como tampoco es extraño que en esta década surja un grupo de escritores como Narración, que expresó una propuesta explícita de ubicación ideológica y política en el proceso social, así como el despegue en desarrollo e influencia de la entidad asociativa históricamente más importante de los escritores y artistas: la ANEA.
En este proceso, y llegada la década del 70, particularmente en situación de agotamiento las recetas de dominación capitalista que procuró plasmar el gobierno militar, y en pleno repunte -si bien disgregado- de las opciones políticas de izquierda, se multiplican los espacios colectivos del trabajo cultural y particularmente surgen los organismos que agrupan a los trabajadores del arte con perspectivas más allá de la difusión, lo que si bien tiene en las universidades su escenario de irrupción natural, rápidamente se expande a los sectores populares, al compás de la creciente articulación de las masas proletarias y populares en lucha contra la dictadura. Ejemplos de ello son la FENATEPO (Federación Nacional de Teatro Popular), el FTL (Frente de Trabajadores de la Literatura y más adelante el MOTIN (Movimiento de Teatro Independiente).
Así, el trabajador del arte, desde la especificidad de su labor, se postulaba como sujeto social articulado a un movimiento político y parte de un destacamento de la movilización popular, en cuya plataforma si bien no introducía banderas peculiares que le correspondieran, sí encontraba identidad de intereses y voluntad de acción conjunta: recitales populares, teatro de creación colectiva, música popular y otras manifestaciones se realizan entonces en escenarios naturales del pueblo: sindicatos, comunidades, barrios populares, y no es extraño que escritores y artistas formen parte de las tareas y acciones de la lucha popular.
Tal tendencia nuevamente entra, a partir de los 80, en una etapa de franca desarticulación cuando las representaciones políticas que dicen expresar los intereses populares, mayoritariamente, desarrollan una estrategia política funcional a los designios de la dominación del gran capital y sus representantes, particularmente en lo relativo al esquema político electoral y a la ocupación de espacios en las instituciones del Estado. Subsisten, sin embargo, pero como expresiones marginales, esfuerzos de acción cultural, artística y literaria contrapuestos y empeñados en mantener el horizonte de integración del trabajador de la literatura a un proyecto histórico de liberación.
La embestida neoliberal en los 90 no hace sino acentuar dicha situación, para erigir la concepción individualista, con sus obvias repercusiones en la creación artística y literaria y el conjunto del trabajo cultural, en derrotero dominante y de presencia avasalladora. Los proyectos culturales de signo colectivo vinculados al engranaje social se debilitan, la ANEA cae en manos de delincuentes, se persigue y hostiga a los creadores que se rebelan contra el régimen de turno, se utilizan los espacios culturales para el arribismo social, se desboca el pragmatismo y el oportunismo con su inevitable saldo de descomposición moral, pero también, como factores de resistencia, se mantienen y multiplican progresivamente los espacios culturales de signo democrático y crítico frente al estado de cosas.
Foto:Encuentro de escritores en Huari.
II.- EL ESCRITOR Y SU TIEMPO

En la base de este proceso se halla la existencia de un Estado no sólo ajeno sino hostil a toda posibilidad de desarrollo cultural así como de despliegue de la capacidad creadora de los escritores y artistas, menos aún de quienes asumen una opción solidaria con los intereses del pueblo y su horizonte de liberación.
El Estado está lejos de propiciar condiciones de vida digna para los trabajadores de la literatura, de defender y preservar la riqueza de la herencia cultural que el país posee, de promover la equidad en el acceso de los escritores a los medios culturales estatales, de difundir la creación de miles de escritores que reclaman espacios de difusión y publicación de sus creaciones.
El Estado en el Perú nunca tuvo una política cultural que buscase elevar la formación espiritual de nuestro pueblo. Por eso podemos decir que sencillamente nunca tuvo una política cultural. Sólo conocemos organigramas burocráticos intencionalmente diseñados para ser impotentes ante las necesidades reales de la población y de los escritores, artistas y actores de la cultura viva en general. Ni políticas, ni métodos, ni presupuesto que tengan como objetivo la educación y la cultura de las mayorías.
Consideramos que nuestro oficio es consustancial a la vida cultural nacional, pero que tras una larga historia de marginación por parte del Estado, su situación permanece deplorable en cuanto a promoción y defensa de valores y condiciones materiales de realización. Literatura y escritores en el Perú seguimos siendo vapuleados por ese Estado que es expresión de una élite sociopolítica que hace de la cultura su coto privado, y que en su particular interés impide la democratización, la forja de una literatura representativa de la realidad peruana y el desarrollo de las potencialidades literarias y artísticas de los más amplios sectores populares.
En estas condiciones, el trabajo de los creadores literarios peruanos aspira a insertarse en el proceso de construcción de un nuevo escenario social y cultural, de carácter democrático y solidario, en cuyo curso se hermana con otro proceso que en buena cuenta lo contiene: la construcción de una situación histórica de plenitud humana, contrapuesta radicalmente a la realidad sublevante de este tiempo.
Este propósito entraña un esfuerzo de relectura democrática de la cultura del país, desde el ámbito de la literatura y en relación con otras expresiones artísticas, y la formación de nuevos y renovados espacios por los cuales transite, cristalice y arraigue la sensibilidad de los pueblos. Esto nos lleva, es cierto, a entablar un diálogo tenso, áspero, con la sociedad, una confrontación permanente con los factores ideológicos e institucionales antihistóricos que impiden el desarrollo humano.
Para ello, contamos con la herencia fundamental de la simiente de Mariátegui, Arguedas y Vallejo, y quienes recreándola la enriquecieron, desde la imaginación y la reflexión, y que han dedicado y dedican a ello toda una vida, perfilándose como auténticos constructores de la cultura democrática y de la nueva espiritualidad, sea desde la palabra escrita y el nombre individual, o desde la magia de la oralidad y la esencia colectiva. No olvidemos que este país, multiétnico y plurilingüe, cobija una inmensa cantera de creadores y maestros de la cultura y literatura oral, en más de cien lenguas, que la barbarie del capital pretende reducir a escombros.
Tanto la realidad como nuestros sueños nos comninan a defender la dignidad y la independencia del trabajo cultural, que en nuestro quehacer significa establecer una relación horizontal y solidaria con los escritores, en busca siempre de la profundidad humana y ajena al sentido de acumulación material y desprecio hacia los creadores que caracteriza a los mercaderes de siempre, significa también una relación similar con los grupos, círculos, talleres y publicaciones de filiación democrática y popular.
Significa rechazar por innobles los concursos amañados y tramposos o aquellos que se otorgan por un equivocado criterio de solidaridad, así como distanciarnos de las consagraciones y menciones oficiales, con laureles o sin ellos, relumbrones efímeros y ajenos al contenido desinteresado y humano de la creación. Significa exigir y exigirnos la mayor calidad formal en el trabajo literario y editorial.
Significa procurar condiciones óptimas para la realización del trabajo cultural y literario, así como niveles de vida plenamente humanos para los trabajadores de la literatura. Significa además abrazo fraternal y compromiso solidario con los escritores e intelectuales privados de su libertad o extrañados de su país en razón de sus ideas o convicciones políticas.
Significa estar atentos a los mecanismos, abiertos o sutiles, que utiliza el capital, y el poder que lo sustenta, para castrar la independencia de los creadores, remolcarlos en sus oscuros designios, humillarlos y en no pocos casos, privarlos de la libertad y de la vida.
Significa trabajar para que la literatura exprese nuestra multiculturalidad y que sea un motor fundamental del desarrollo cultural por el que luchamos.
Todo ello rebasa cualquier voluntad o esfuerzo individual y nos impone el despliegue de esfuerzos e iniciativa en la construcción del Gremio Nacional de Escritores Peruanos como ente orgánico capaz de jugar un rol protagónico en el acontecer social, cultural y político del país.

III. NATURALEZA DEL GREMIO

Precisamos una entidad autónoma e independiente, que responda únicamente a los intereses de sus afiliados, que no tenga relación de dependencia o sujeción a ningún interés o institución privada o pública.
Precisamos una entidad democrática que articule orgánicamente a todos los trabajadores de la literatura peruanos que se identifican con nuestros Principios y están dispuestos a luchar por nuestra Plataforma. Una entidad sostenida en la labor del conjunto de sus afiliados organizados en sus comités provinciales, distritales, de sector y de base. Una organización de este tipo sólo puede construirse de manera democrática y no burocrática, y por tanto ser capaz de movilizarse protagónicamente y como sujeto social colectivo en el ejercicio y conquista de sus derechos. Por tanto, una entidad que se nutra de la imaginación, creatividad y permanente aporte de sus afiliados.
Precisamos una entidad unitaria, que ponga en primer lugar nuestros intereses comunes antes que nuestras diferencias, que promueva en su seno el respeto por todas las formas y tendencias en la creación literaria, que propicie en su interior la elevación de la calidad en la creación de sus afiliados, que desarrolle una conducta limpia y transparente en todos los terrenos de su accionar.
Precisamos una entidad de profunda entraña solidaria, que esté dispuesta a jugarse en defensa y respaldo de sus afiliados en cualquier circunstancia adversa, que entable relación fraterna con las entidades culturales del país y del extranjero afines a nuestros principios y objetivos, y que esté dispuesta a extender su mano solidaria ante la agresión que sufren los escritoras de todas las latitudes. Y por ello, una entidad que se constituya en destacamento del movimiento organizado de los trabajadores del país.
Precisamos una entidad vigilante, que se pronuncie de manera permanente ante los diversos acontecimientos que atañen a la actividad de sus afiliados, en todos los ámbitos. Que desarrolle permanente crítica de todos las prácticas institucionales, individuales y colectivas, que impiden la realización humana a plenitud.
Una entidad de este tipo debe estar constituida por todos los trabajadores de la literatura en el país, que sean conscientes del rol fundamental que les toca jugar como portadores de la conciencia y lucidez del pueblo así como impulsores de la sensibilidad artística y literaria en los amplios sectores de la población.

PLATAFORMA
-Proyecto-


1. Derechos económicos y sociales
- Respeto de los derechos laborales y sociales. seguro social y jubilación para los trabajadores de la literatura.
- Casa de Solidaridad, en todas las localidades del país, para los trabajadores de la literatura que no tengan este amparo, bajo la responsabilidad de los municipios distritales y provinciales.
- Partida presupuestal (gobierno central, gobiernos regionales y gobiernos locales) para el fomento de publicaciones y certámenes de literatura.
- Participación en la definición presupuestal en el ámbito de la cultura en Municipios, Gobiernos Regionales y Gobierno Central.
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2- Derechos políticos
- Sanción a los asesinos de James Oscco, reparación civil y pensión a su familia. Publicación del conjunto de sus obras.
- Libertad de expresión irrestricta. Ningún escritor podrá ser perseguido, detenido o extrañado del país en razón de sus ideas o convicciones políticas
- Libertad de reunión de los escritores para la libre difusión de su creación.
- Libertad a los escritores detenidos en razón de sus ideas y convicciones políticas.
- Regreso al país de los escritores exiliados en razón de sus ideas.
- Solidaridad con los trabajadores de la literatura presos y perseguidos por sus ideas y convicciones políticas en todos los lugares del mundo.

3. Derechos culturales
- Exigir al gobierno central la creación del Ministerio de la Cultura y política cultural que satisfaga las necesidades culturales de las grandes mayorías. 10% del Presupuesto Nacional de la República.
- Creación de las Casas de la Cultura en todas las provincias y distritos del país, con administración a cargo de los gremios de trabajadores del arte y la cultura.
- Establecimiento de la enseñanza de la literatura en todos los centros de enseñanza superior del país.
- Derecho a participar en igualdad de posibilidades en los en los programas y espacios culturales así como en los medios de información de carácter estatal.
- Defensa, preservación y promoción de la herencia cultural del país, particularmente de las lenguas y creaciones orales de las diversas nacionalidades del país.

Lima, marzo de 2006

Comisión Organizadora Nacional del
Gremio Nacional de Escritores Peruanos

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MIGRANTES EN LOS ANGELES SALEN A LAS CALLES



Domingo 26 de marzo de 2006
Despertaron al "gigante dormido", advierten

Se une alcalde de Los Angeles a la protesta multitudinaria
No somos ilegales, somos trabajadores, dice Villaraigosa

NOTIMEX

Estudiantes de preparatoria durante otra protesta que realizaron el viernes pasado en Los Angeles por las medidas antimigrantes que se discuten en el Senado estadunidense Foto Ap
Los Angeles, 25 de marzo. Más de medio millón de personas participaron hoy aquí en la marcha más grande de migrantes en la historia de Estados Unidos para protestar contra la propuesta HR4437, también conocida como ley Sensenbrenner.
La manifestación, que llegó hasta la alcaldía angelina y rebasó las expectativas de los organizadores y de las autoridades policiacas, cimbró este sábado las calles del centro de Los Angeles con un solo grito: "Somos trabajadores, no criminales".
Según reportes de la policía, más de 200 mil personas podrían haber asistido al acto que por horas paralizó las actividades de las calles Olympic, Broadway y Spring, entre muchas otras. Sin embargo, el alcalde de la ciudad, Antonio Villaraigosa, quien se sumó a los oradores de la manifestación, reconoció que había medio millón de personas.
Otros dirigentes, como Ben Monterroso, del Sindicato de Empleados de los Servicios, así como el concejal de Maywood, Felipe Aguirre, aseguraron que la marcha tuvo más de un millón de asistentes.
El antecedente de esta megamarcha de migrantes es la multitudinaria manifestación de 1994 contra la iniciativa 187, que negaba servicios y educación a indocumentados; concentró a más de 150 mil personas.
La marcha, organizada por la recién creada Coalición 25 de Marzo, también hizo historia al aglutinar a 100 agrupaciones laborales, civiles, comunitarias, religiosas y estudiantiles, junto a las cuales marcharon políticos locales y legisladores, lo que antes no se había logrado.
Villaraigosa dio un emotivo discurso, en el que después de destacar su orgullo de haber nacido aquí y ser hijo de un migrante mexicano, expresó: "No somos ilegales, somos trabajadores".
"Este es un país construido por migrantes y estoy orgulloso de que hoy 500 mil personas vinieran aquí a protestar y hablar en nombre de los hoteleros, carpinteros, cocineros y lavatrastes. Todos somos trabajadores, pagamos impuestos, respetamos reglas y no somos criminales", subrayó.
Por su parte, el padre Kennedy expresó: "El mensaje de esta manifestación es claro y lo han dicho todos los obispos católicos: lo que está haciendo el Congreso es un pecado, es inmoral, y lo que Dios quiere es que se dé justicia y amnistía a millones de migrantes".
Gloria Saucedo, de Hermandad Mexicana Nacional, retó: "Soy ilegal, y qué. El presidente Bush debe saber que detrás de cada indocumentado hay un estudiante brillante que no puede trabajar, y otros no pueden hacerlo porque no tienen licencia de conducirm y todo eso debe terminar ya", dijo.
Angélica Zambrano, dirigente del Centro de Refugiados Centroamericanos (Carecen, por sus siglas en inglés), indicó que los migrantes están urgidos de justicia, "y la queremos ahora. Es momento de dar residencia a 12 millones, y de eso deben darse cuenta aquellos que quieren hacerse los sordos y los ciegos", aseveró.
"El gigante dormido ha despertado, y lo hicieron las propias propuestas antimigrantes", afirmó el dirigente de Latinos USA, Juan José Gutiérrez.
Dijo que esta movilización va a ser el parteaguas de la unidad y de logros para los movimientos de indocumentados. "Después del 25 de marzo habrá un antes y un después", vaticinó.
Arturo Rodríguez, dirigente del Sindicato de Trabajdores Agrícolas, se mostró emocionado por la respuesta ciudadana: "esta es una gran lección para congresistas, para el gobierno y para grupos que no han querido reconocer la realidad de este país", enfatizó.
Los organizadores arengaban a la multitud con el grito: "¡Sí se puede!", y anunciaban lo que será la siguiente etapa de esta movilización al advertir: "¡Hoy marchamos, mañana boicoteamos!", y la realización del "día nacional sin inmigrantes" en este país.