Thursday, June 30, 2011

Mamá quiero ser una estrella del rock/ Hèctor Gomis


Mamá quiero ser una estrella del rock

Por Héctor Gomis



Mamá quiero ser una estrella del rock. Quiero subirme a las barbas de la vida y estirar de ellas con fuerza. Quiero mostrarme ante masas enfervorecidas y provocar su locura. Deseo ser grande, más que la vida, aunque sea durante apenas un segundo. No pido ser un artista, no busco trascender, ni crear nada, ni conectar con nadie. Sólo quiero triunfar, lucir por un momento y saber que se siente siendo un Dios, y ser entronizado, y gozar del sexo más salvaje con quiceañeras encocadas, y provocar desmayos, y destrozar hoteles. No te pido mucho, mamá, sólo dame eso. Concédemelo y seré feliz. Quiero que mi cuerpo se infle con drogas y alcohol, y me haga volar, y que el resto me mire desde abajo. Y que me adoren, y que me odien, y que me besen y que me escupan después de haberme besado, y que el mundo se rinda a mis pies, y que saquen la foto de mi culo en la portada de una revista. Sólo pido eso mamá. No te cuesta nada conseguirlo para mí. Quiero romper guitarras contra el suelo, y que griten a mi paso, y que me concedan todos los deseos, y volverme imbécil, y olvidarme de quien soy. Y poder maltratar a quien me rodee, y que aún así me sigan amando, o incluso me amen aún más. Quiero ser un enviado del diablo y lograr que miles me sigan, y que nos llamen legión. Quiero coleccionar virgos, y traficar con vidas ajenas, que todos mis caprichos se cumplan en el acto, y que al tiempo cualquier lujo me aburra. No tiene que ser tan difícil mamá. Tú puedes hacerlo para mí. Haz que sea una estrella del rock, y que todos me miren desde abajo y deseen estar en mi lugar. Haz que mi vida sea una montaña rusa. Busca un punto lo más alto posible y lánzame hacia allí. Tu haz sólo eso, dame el impulso, que yo me ocuparé del resto. Yo me encargaré de la caída y de dejarte un bonito cadáver.



Héctor Gomis López, Alicante, España. Narrador. Libro: “Historias Pequeñas”.





Thursday, June 23, 2011

FANTASÍA: EL LUGAR DE EURÍDICE/ VANESSA DROZ

FANTASÍA:
EL LUGAR DE EURÍDICE
Por Vanessa Droz



Del viento fue la mordedura pero en la mirada,

del mar y sí en la carne. Del delirio fue el instinto,

el enojo, la certidumbre de que los ojos, en tanto suspiros,

son destinos para siempre. La mordedura fue del tiempo.

Y es sabido que la de un pájaro sella con garantías

el sordo rumor de crimen que emite este lugar a todas horas.

Una paloma en un dintel de San Juan

es una gárgola sin ambición de eternidad

y esta ciudad, el laberinto que me ha sido dado,

el más arduo, el excelente, el más viciado, la catedral buscada,

una torre de Babel para mis juegos.

Mi voluntad de permanecer nunca ha triunfado en mejor prueba

pues este arrojo por mí fue decidido y todo rescate es innecesario.

¿Quién lo ha pedido? ¿Qué alarde es más risible que el de aquél

que se vanagloria de su intento de salvarme?

¿Quién es más pretencioso que aquél que, sin haberme visto nunca,

se atribuye un recorrido que sólo yo he podido hacer?

Por mí es que siete cuerdas tiene la cítara

y si la rueda de Itxión y la piedra de Sísifo se detuvieron

fue por mí, como por mi mandato fue que las sirenas

no cantaran. Quien no puede imitar a Alcestis

no osará entrar en la cuadrícula que he escogido,

perfecta para los crucigramas de la muerte.

En sus portentos he sido yo misma cientos, miles de veces;

cientos, miles de veces, he dejado de serlo,

del mismo modo que esta ciudad es todos los infiernos

deseados cientos, miles de veces.

¿Qué casa pone sus muertos a mirar al mar?

¿Qué infierno nos pone el mar de abrevadero?

¿Qué mar me ha dado mi legítimo reclamo de suspiros,

como del olvido una constelación?

A los habitantes les pregunto, ¿por qué tanta algazara

por alguien que terminará despedazado

cuando soy yo la que está en todas partes?

Los suspiros, que son un anticipo del desvarío,

son más poderosos que la envidia de Orfeo.

Esa mordedura fue lo que vieron mis ojos en sus ojos

cuando intentó asesinarme de nuevo.



Vanessa Droz (Puerto Rico, 1952) es una de las destacadas poetas de la Generación del ’70 en Puerto Rico. Fue miembro de las revistas literarias Zona Carga y Descarga y Penélope o el otro mundo. En 1980, funda con Lilliana Ramos la Revista Reintegro de la cual fue editora. Ha publicado su poesía en revistas y antologías de Puerto Rico como del extranjero. Participa de Encuentros Literarios Internacionales. Es publicista, diseñadora gráfica y ha dictado talleres de poesía en la División de Educación Continua de la Universidad del Sagrado Corazón.

Poesía: La cicatriz a medias (1982), Vicios de ángeles y otras pasiones privadas (1996) Primer Premio del Instituto de Literatura Puertorriqueña (compartido con el prominente novelista Enrique Laguerre), Estrategias de la Catedral (2009).