HACIA NINGUN LUGAR / ARMANDO ARTEAGA
No me permito, cierta infelicidad carmesí, esta mañana.
Me doy cuenta, es mejor perder el tiempo
en cosas banales y venales, en el instante
mismo de abrir la puerta para entrar
con toda mi alegría a esta habitación desolada.
No me regalen, la duda,
nada absoluto, no
me digan: ojo de fantasma, sigo volando el cielo
azul, no me despierten el miedo
a la libertad. No
me despeine –otra vez- terrible
el viento. ¡Qué horror, tanto vacio! .
Tanto espacio muerto, abierta la esperanza, en cada
esquina.
Estoy amplio, esta mañana. No al culto
pagano a la tristeza.
No al culto teológico a incierta felicidad.
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