GOLDING,
ESE DESCONOCIDO (*)
Por Armando Arteaga
William Golding
William Golding acaba de
ser galardonado con el Premio Nobel de Literatura. Es el decimosextro escritor británico que gana
el Nobel. Los nombres de Rudyord Kipling, George Bernard Shaw, John Galsworthy,
T.S. Eliot y Bertrand Russel, entre
otros, nos recuerdan que desde hace treinta años un escritor inglés no ganaba el Nobel.
La Academia Sueca anunció
el premio calificando la obra de Golding como “iluminadora de la condición humana en el
mundo de hoy”. También dijo que sus obras
son “divertidas”.
Lo más interesante en
torno al fallo del jurando ha sido la tensa e incómoda situación por las discrepancias internas sobre
la elección del premiado escritor inglés. Arthur Lundkvist, poeta sueco, miembro
del jurado de la Academia, lanzó la
primera piedra declarando a las agencias internacionales que el nuevo Nobel es “...un fenómeno ínglés sin interés
particular. Nadie aprecia la obra de Golding”.
Según Lundkvist, no ha
habido unidad en la Academia: “La mayor par te de los miembros nadan a favor de la corriente. A mí
eso no me gusta. Cada uno debe tener su
propia opinión y defenderla”.
Las opiniones de los
miembros de la Academia estaban divididas. Se suponía que Golding contaba con siete votos y el
escritor francés Claude Simon -al que apoyaba
Lundkvíst- con cinco votos; los otros
seis votos estaban repartidos. Pero la
verdad es que Golding ganó por una mayoría no espeficada.
A primera vista, los
criterios sobre la obra de Golding son diversos, y lo cierto es que a pesar de que parte de la obra de
Golding está traducida al castellano, no es muy conocido en nuestro medio. Algunos
escritores españoles como J.C. Cela y Torrente Ballester, han dicha no haberse interesado particularmente por su
obra. A Francisco Ayala, “El señor de las moscas” -la obra más celebre de
Golding- no le pareció gran cosa” y
piensa que es un escritor de cierto prestigio entre los adolecentes.
El mexicano Juan Rulfo
aseguró que había esperado que el Premio Nobel de Literatura se hubiera
concedido a Graham Greene “que tiene una producción mucho más variada e importante que William Golding”.
En cambio, el uruguayo Juan Carlos Onetti calificó “El señor de las moscas” como una obra muy
hermosa y admirable. Onetti dice haberla leído hace años y que todavía recuerda
la belleza del ambiente que desarrolla.
Según algunos críticos, la
obra que puede haber influenciado para el Nobel es ‘Ritos de paso”, también
traducida al castellano el año pasado. Golding
es considerado por muchos lectores como un hombre amargo y pesimista que mira
la naturaleza humana con horror, pero ocurre todo lo contrario, se considera
optimista y hombre de creencias religiosas. Reconoce como suyo el pensamiento
“el hombre produce maldad como una abeja
produce miel”. Pero niega rotundamente que responda a la creencia de que la
vida es horrible.
Golding vive desde los años
cincuenta en un pequeño pueblo de Cornwall,
rodeado de campo y árboles. “Sí, amo la naturaleza. En lugar de
preguntarme si pertenezco a algún movimiento ecologista -le dijo a uno de los
periodistas, que por motivo del Premio lo
entrevistó- debería usted decir que los movimientos ecologistas están conmigo”.
No sabe que hará con su
vida en estos días, piensa que a lo mejor se marchará de Cornwall. Golding no parece molestarse
ahora por la popularidad. Ha dejado de
ser un escritor desconocido.
(*)
Publicado en Expreso, 22-10-83. Del libro: "Escritos desterrados".
No comments:
Post a Comment